Se considera que esta práctica ha ayudado a las y los alumnos a controlar mejor sus emociones y regular su conducta; a adquirir mayores responsabilidades para consigo mismos, porque llegaron a conocer sus propias capacidades y limitaciones; a comprender que el éxito o el fracaso se logran con mucho esfuerzo, dedicación y tiempo; y a vislumbrar, junto con sus familias, un trayecto de vida mejor y más prometedor que su contexto social actual, en el entendido de que la escuela es un agente de cambio social para mejorar la calidad de vida de todo tipo de persona, cualquiera que sea su origen.
La práctica también ha incentivado la destacada participación del alumnado en otros eventos sociales, culturales y académicos, como los concursos “diputado infantil por un día”, “presidente municipal por un día”, “olimpiada de conocimiento infantil”, entre otros en donde las y los alumnos demuestran sus competencias, habilidades y destrezas.
Es una gran satisfacción ver la sonrisa de las niñas y niños que disfrutan las actividades, y que, pese a las limitaciones de su contexto social, tienen las capacidades para realizar las actividades como cualquier otra persona, independientemente de su lugar de residencia y clase social. En el mismo sentido, es satisfactorio constatar la participación y esfuerzo que realizan las madres y padres de familia, quienes, con muy escasos recursos económicos, pero con un gran corazón, apoyan notablemente a su hija o hijo a salir adelante.