Si hay un tema tabú en la sociedad occidental, es la sexualidad: ésta no tiene que ver sólo con el sexo, sino con la relación que el humano crea con su cuerpo y con los demás a través del descubrimiento del placer y de gustos personales. Pero, es aún un tabú mayor hablar sobre sexualidad infantil, tanto así que, a la fecha, en muchas de las escuelas y casas no hay un acceso adecuado o informado sobre la sexualidad que comienza a aparecer a edades tempranas.  

Hay, no sólo una censura social sobre la sexualidad de los niños, sino cultural; los concebimos como seres asexuales. Esto tiene consecuencias morales en la percepción de la sexualidad como concebirla como algo malo, impuro y vergonzoso, cuando en realidad, se trata de una forma natural de la percepción de nuestros cuerpos desde que comenzamos a crecer. 

La sexualidad infantil es un tema delicado en sentidos muy específicos: como la sexualidad misma, es un área vulnerable, y habría que tener cuidado y conciencia en cómo o hablar sobre ella siendo adultos; la gran ventaja es que todos fuimos niños alguna vez. ¿A cuántos no nos habría gustado hacerle preguntas sobre la sexualidad a nuestros padres?, ¿cuántos ahora nos damos cuenta de que haber recibido una mejor educación sexual hubiera hecho un cambio significativo en nuestras vidas?, ¿cuántos no nos sentimos alguna vez apenados de tener ciertos gustos, necesidades o inquietudes que decidimos no externar? Pero, no es un tema delicado por el simple hecho de reconocer que, de hecho, existe, y es parte de la formación natural del humano desde su temprana edad.

Este blog invitaría, en primer lugar, a comenzar por esto:  aceptar que la sexualidad infantil es real, existe, y evitarla es una forma de negligencia a la formación sexual y personal de los niños.

También, a permitir que los niños marquen las pautas para hablar sobre la sexualidad: normalmente, los niños son los que se acercan con sus figuras de cuidado para externarles preguntas sobre su cuerpo y el sexo. Tener apertura para hablar con los niños de ello, a partir de no moralizar el sexo, sino de verlo como algo natural, puede ser una buena vía para aceptarlo.

No puedo perder la oportunidad en enfatizar en que la plática y la apertura sobre la sexualidad infantil es una herramienta poderosa para la prevención, al contrario de la creencia común de que hablar sobre sexo y sexualidad es promover acciones descuidadas y destructivas. Reconocer que la orientación y el cuidado de la sexualidad infantil es crucial para un desarrollo psíquico y físico sano, puede ayudar a los niños a desarrollar una autoestima saludable y a plantear límites con respecto a su cuerpo. Hablar sobre sexualidad desde una edad temprana educa a los niños sobre su cuerpo y sus derechos. Esto les permite identificar situaciones inapropiadas y buscar ayuda si es necesario. Los niños que reciben educación sexual adecuada tienen más probabilidades de reconocer y denunciar abusos sexuales, lo cual es crucial para su protección y bienestar.

Por otro lado, en mi experiencia, he escuchado de varias personas que, al tener una infancia donde su sexualidad se veía reprimida (había poca libertad para hablar de su cuerpo), recurrieron a la pornografía desde la niñez o la adolescencia. La represión de la sexualidad en los niños puede traer consecuencias como ésta, al igual como permisión de abusos, baja autoestima, una relación dañina con su imagen y el sexo, y sentimientos como la culpa, el enojo, la vergüenza o la tristeza.

También, hablar abiertamente sobre sexualidad ayuda a desmitificar y corregir la desinformación sobre ésta. Hoy en día, los niños se encuentran más expuestos que nunca a un mundo multi-informático, por tanto es importante considerar que los niños reciban información precisa y apropiada para su edad,  teniendo así menos probabilidades de creer en estereotipos dañinos. Esto también los prepara para tomar decisiones informadas y responsables en el futuro.

Por último, la apertura en temas de sexualidad puede fortalecer la comunicación entre padres e hijos. Los niños que sienten que pueden hablar libremente con sus padres o con otras figuras de cuidado sobre cualquier tema, incluida la sexualidad, tienden a tener una relación más cercana y de confianza con ellos. Esta comunicación abierta también facilita discusiones sobre otros aspectos importantes de la vida.

En conclusión, la sexualidad es algo que, inevitablemente, conforma nuestras vidas desde edades tempranas. Hablar o no sobre ella tiene consecuencias profundas y duraderas en el desarrollo de los niños. Por tanto, es crucial que los padres, educadores y la sociedad en general reconozcan la importancia de este tema y trabajen juntos para crear un ambiente seguro y de apoyo donde los niños puedan aprender y crecer de manera saludable.

 

Blog escrito por Regina Oteiza, estudiante de servicio social en la Universidad Iberoamericana. 

 

Referencias: 

«The Long-Term Impact of Parental Communication on Children’s Development» (El impacto a largo plazo de la comunicación parental en el desarrollo de los niños). 

 

«The Effects of Silence: How Not Talking About Issues Affects Children’s Growth» (Los efectos del silencio: cómo no hablar sobre temas afecta el crecimiento de los niños).

 

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