Descubre cómo evitar comportamientos negativos de tus hijos con sus compañeros y fomentar relaciones saludables con estos consejos prácticos y efectivos.

Es muy común que los niños agresores vengan de una dinámica familiar violenta; si crecen en un ambiente donde se vive de cerca la violencia y el abuso verbal, físico o psicológico, ya sea entre sus padres, de sus padres hacia él o de algún hermano o tío es una realidad que aprenderá a seguir estos patrones y/o encontrará en el bullying una forma de desahogar sus propios sentimientos de inseguridad, angustia y enojo contenido.

El maestro, con su experiencia y sensibilidad, puede percatarse de que los niños que se comportan como bullies están profundamente afectados por una baja valoración personal.

Es probable que estos niños hayan experimentado circunstancias difíciles o traumáticas en sus vidas que han impactado negativamente su autoestima y confianza en sí mismos. Al ejercer comportamientos de intimidación y agresión hacia otros, tratan de compensar su propia inseguridad y buscar una sensación temporal de poder o control.

Es crucial empoderar a los niños que pueden ser percibidos como «rudos» o difíciles, ya que cada uno de ellos tiene un potencial valioso. Para lograrlo, el profesor debe esforzarse por resaltar y reconocer una característica positiva en estos niños, brindándoles elogios y valoración sincera.

Es fundamental evitar el uso de métodos de disciplina basados en el castigo, las amenazas o la resta de puntos, ya que estos enfoques negativos no fomentan un cambio positivo en su comportamiento ni fortalecen su autoestima. En cambio, el profesor o profesora debe adoptar un enfoque más constructivo y afirmativo.

El proceso de empoderamiento no es fácil, pero pueden lograrlo al establecer una conexión personal con el niño. Reconociendo sus habilidades y talentos específicos, el docente puede decir cosas como: «Me he dado cuenta de que eres buenísimo en…» o «Necesito que alguien como tú me apoye en…». Estas palabras ayudarán al niño a sentirse valorado y a entender que su participación y contribución son importantes. Es necesario reconocer positivamente sus cualidades, no es necesario molestarlo para hacerle entender que se ha notado su comportamiento. En lugar de eso, el docente puede acercarse al niño y decirle: «Veo esta cualidad buena en ti, pero también veo cómo molestas a tu compañero».

Es importante evitar amenazas y castigos que solo lo lastimaría más. Es importante mencionar que el proceso de abordar el comportamiento de bullying es gradual, ya que es necesario llegar a la raíz del problema. Estos niños no te darán resultados inmediatos, ya que requieren un enfoque comprensivo y paciente.

Por otro lado, la víctima que ellos eligen representa una identidad que refleja su propia percepción de sí mismos. Eligen a un compañero que no sabe defenderse porque eso les permite verse superiores ante los adultos. Para evitar este comportamiento el profesor puede apoyarse en el grupo, permite crear un ambiente donde los compañeros de clase se apoyen mutuamente.

El líder positivo puede desempeñar un papel clave en este proceso, estos chicos o chicas empoderados pueden elegir incluir al niño que ejerce bullying en su equipo durante los juegos. Por otro lado, los testigos también son importantes, ya que al no unirse al equipo del niño que ejerce el bullying, evitan que lo molesten.

Al hablar con los padres de los niños involucrados, es crucial evitar adoptar una actitud defensiva. En lugar de ello, se deben citar a los padres para hablarles en términos positivos sobre su hijo, destacando lo que está haciendo bien y las respuestas que está teniendo, ya que el objetivo es mostrarles a los padres, compañeros de clase y al niño mismo lo increíble que puede ser.

Los niños que se comportan como bullies a menudo carecen de las habilidades para expresar adecuadamente sus propias emociones y confrontar cómo han sido tratados. No se les ha enseñado cómo comunicar de manera saludable lo que sienten. Es fundamental proporcionarles a estos niños las herramientas necesarias para enfrentar su enojo de manera constructiva y enseñarles a expresar cómo se sienten, se pueden realizar algunos
ejercicios específicos, a continuación te los explicamos:

Reconocer y verbalizar en voz alta cuando están enojados. Alentándolos a identificar y expresar sus emociones de manera clara, se les brinda la oportunidad de tomar conciencia de su enojo y comunicarlo de manera adecuada.
Liberar el enojo. Esto puede incluir actividades físicas como hacer una marcha en el lugar, alternando brazos y piernas. Este ejercicio es importante porque ayuda a armonizar los pulsos eléctricos del cerebro, lo que puede tener un efecto calmante y liberador.
Fomentar la liberación del enojo a través de la expresión creativa, como simular exprimir una jerga o un objeto blando para canalizar la frustración y el enojo de una manera que no cause daño ni lastime a nadie.

Es esencial enfatizar que el enojo se puede liberar hablando en un tono fuerte y asertivo, pero siempre respetando los límites y evitando cualquier forma de agresión física o verbal hacia los demás. Al proporcionar a los niños estas herramientas y guiarlos en el manejo saludable del enojo, se les ayuda a desarrollar habilidades emocionales y de comunicación más efectivas, lo que a su vez puede reducir la tendencia a recurrir al bullying como una forma de expresión negativa.

Finalmente, te recomendamos el cortometraje llamado “El sándwich de Mariana” dirigido por Carlos Cuarón, el cual profundiza acerca del tema.

Blog escrito por Lena Villagrán Rodríguez, estudiante de la Universidad Iberoamericana

Agradecimiento especial a Estrella Calva, especialista en psicoterapia y tallerista de padres de familia y maestros para tratar temas de bullying. Muchas gracias, Estrella por la increíble entrevista, brindándonos información valiosa para ayudarnos a entender mejor este tema. Su experiencia y conocimientos fueron invaluables para nosotros.

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